Sobre mí

Para los que no me conocéis, permitidme que os dé algunos datos de mi biografía personal y profesional de un modo diferente, con aprendizajes y reflexiones al hilo de digital y personal…
Soy de Bilbao, y cómo no decirlo en la primera frase, hincha del Athletic. Por tanto, me resultó muy sencillo decidir cursar mis estudios universitarios en una gran opción como es la Universidad de Deusto. Estudié para ser abogado economista y, al acabar la licenciatura, me trasladé a otra gran institución como es el EU Business School, donde cursé un MBA.
Al finalizar mis estudios, comencé a trabajar en la división de Change Management de Andersen Consulting (hoy Accenture) en diversos proyectos nacionales e internacionales. Fueron años de grandes inversiones en implantación de sistemas, porque ninguna empresa estaba preparada para la entrada del euro y del año 2000. Allí tuve la oportunidad de empezar a experimentar de primera manos los procesos de transformación de las compañías, la necesidad de plantearnos lo que en aquel momento llamábamos “reingeniería de procesos”, siempre unida a la parametrización de grandes despliegues de software. Hoy, reflexionando sobre esa etapa, veo muchas similitudes con esta nueva era de transformación digital; similitudes que trataré en alguna de mis publicaciones en el blog para ayudar a desmitificar todo lo que estamos viviendo ahora.
Tras casi seis años de proyecto en proyecto –pasé en Chicago 18 meses–, tuve la posibilidad de incorporarme un 1 de agosto de 1998 a un proyecto sin marca, casi sin empleados y con la oficina en un piso. Era una compañía que venía a participar en la liberalización del sector de las telecomunicaciones de la mano de un gran socio como France Telecom. La compañía se llamaba Lince Telecomunicaciones S.L. En la vida surgen oportunidades de vez en cuando que hay que saber aprovechar. Esta, sin lugar a dudas, fue una de las que marcaron mi vida profesional. Fui el empleado número 6 de France Telecom (actual Orange) en España y viví el apasionante viaje de montar una empresa desde el proyecto descrito en un powerpoint. En los seis años que pasé en France Telecom, ocupé la posición de Directora de selección, desarrollo y formación de Uni2 primero; y directora de RRHH de Wanadoo y Eresmas después. ¡En aquellos años, sí que iban rápido las cosas! Fijo, móvil, internet…
De France Telecom salté al mundo del móvil –Vodafone–; única pata de telefonía que aún no había tocado, puesto que por aquel entonces France Telecom aún no tenía licencia de móvil, que el gobierno había adjudicado a Amena. ¿Os acordáis de todas esas marcas? ¡Madre mía! Qué años más maravillosos.
En esa primera etapa en Vodafone estuve hasta el año 2006 y, por determinados cambios organizativos, decidí emprender un nuevo reto en otro sector muy interesante como es el farmacéutico, uniéndome al proyecto de AstraZeneca. Puedo decir que fue la compañía que me consolidó como profesional en todos los sentidos. Pase de la rapidez vertiginosa y la reinvención constante del mundo de las telecomunicaciones (algo que se había agudizado en los años que dejaba atrás por todo lo que supuso la liberalización del sector en España), a la estructura y la regulación de un sector apasionante por su core de negocio y por los profesionales que lo forman. Donde la innovación es también la clave, pero desde un proceso más sosegado y regulado. Fue entonces cuando desarrollé al máximo mi pasión por la internacionalización. Tras unos primeros años en AstraZeneca España como directoria de recursos humanos, pasé a liderar la implantación un proyecto de transformación global de la función de RRHH, AZengage, en más de 100 países y en 43 idiomas diferentes. El enriquecimiento personal y profesional que una experiencia de estas características te da es un privilegio que no eres capaz de valorar cuando lo estás viviendo.
Tras siete años en AstraZeneca y con la idea de asentar más mi vida en España, me uni al proyecto Campofrio Food Group como Chief HR and Legal Officer. El reto era convertir un holding de empresas en una verdadera multinacional. En medio de la vorágine de tal proyecto y cuando la estructura organizativa, los procesos y las sinergias entre países estaban empezando a asentarse, vivimos la desgracia del incendio de la fábrica de Burgos, buque insignia de la producción en España. Muchas veces las organizaciones hacen formaciones específicas para estos momentos de crisis, pero pocas veces lo hacen con la conciencia de que la crisis es algo que puede llegar de repente. Con la gestión de la crisis de la fábrica de la Bureba aprendí lo importante de hacer lo correcto y no lo fácil, de mirar por el interés de la compañía y las personas a largo plazo y no a corto, a pesar de la urgencia, y de lo valioso que es saber ser fiel a tus valores a pesar de los conflictos que te puedan causar. La nueva fábrica ya está en pie de nuevo y los trabajadores en sus puestos de trabajo. ¡Qué alegría y satisfacción!
Y de ahí, de nuevo a mi casa, a Vodafone. La vida es una noria que, a veces, te da la oportunidad de vivir segundas partes. Y aquí estoy en mi segunda parte. Vodafone ha evolucionado mucho en estos años, pasando de un negocio móvil a uno convergente con una propuesta de valor tanto para particulares como para empresas punteras desde todos los puntos de vista. Con un equipo humano de primer nivel, por su obsesión por el cliente y su profesionalidad y compromiso. Donde valores como diversidad, inclusión, conciliación, desarrollo, creatividad, valentía, pasión… alcanzan su maxima expresión en una única frase: Power to you!
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